El Síndrome de Asperger, actualmente incluido dentro del Trastorno del Espectro del Autismo según el DSM-5, puede considerarse como un trastorno del desarrollo de base neurobiológica, descrito por primera vez por Hans Asperger a mediados del pasado siglo XX.
CARACTERÍSTICAS
Una de las principales características de las personas con 
Síndrome de Asperger es la existencia de una serie de dificultades a la hora de establecer relaciones sociales. Estos problemas suelen presentarse como una incapacidad para interpretar de forma correcta los estados de ánimo, sentimientos e intenciones de los demás. A los niños con Síndrome de Asperger les cuesta especialmente entablar relaciones con niños de su misma edad y ponerse en el lugar del otro.
Estas dificultades en el ámbito social van acompañadas de dificultades en el lenguaje y la comunicación. A menudo interpretan el lenguaje de forma literal y les cuesta entender aspectos como la ironía, la broma o la mentira. Además, su lenguaje expresivo, pese a ser generalmente correcto, puede ser limitado y con patrones bastante rígidos.
Esta rigidez se observa también a nivel comportamental. Suelen tener rutinas muy marcadas y pautas de conducta poco flexibles. Además, en la mayoría de casos, existen una serie de intereses restringidos sobre los que pueden convertirse en verdaderos expertos.
La discapacidad intelectual no es algo propio y característico del Síndrome de Asperger. Incluso en algunos casos estos niños pueden tener un cociente intelectual superior a la media. Sin embargo, sus dificultades en otros ámbitos del desarrollo les ocasionan problemas a la hora de desenvolverse de una forma autónoma.
DIAGNÓSTICO
Para llegar al diagnóstico del Síndrome de Asperger es necesario llevar a cabo una valoración exhaustiva de todas las áreas del desarrollo. Por tanto, es necesario evaluar a nivel cognitivo, conductual, adaptativo, social y de lenguaje y comunicación.
A lo largo del desarrollo pueden ir detectándose una serie de señales de alarma que hagan recomendable realizar estas valoraciones. Cuanto antes se haga la evaluación, más precoz puede ser la intervención. Intervenir de forma temprana permite dotar a estos niños y a sus familias de una serie de estrategias que favorecerán el desarrollo posterior.
INTERVENCIÓN
La mejor forma de intervención en estos casos es de tipo multidisciplinar, para poder tratar todas las áreas del desarrollo en las que existan dificultades. Desde la Logopedia se potenciará el desarrollo de la comunicación, insistiendo especialmente en los aspectos pragmáticos del lenguaje. Desde la Psicología, se trabajará tanto con los niños como con las familias, estableciendo una serie de pautas que faciliten la vida diaria. A los niños con Síndrome de Asperger suelen ayudarles los ambientes estructurados. Por eso el uso de claves visuales como horarios, agendas o pictogramas les permite sentirse más seguros sabiendo qué es lo que sucederá a continuación. También son útiles en el aprendizaje y la adquisición de nuevos conocimientos. Y, por supuesto, es básico trabajar con ellos a nivel social, dotándoles de una serie de habilidades que les permitan entender mejor a todos aquellos que les rodean y así poder establecer relaciones sociales de forma satisfactoria.
Redacción Cavín - Centro Médico Infantil y Juvenil.
Más información: Unidad de Psicología
