Centro Médico Infantil Juvenil Cavín. Oviedo, Asturias
07/06/2018

Alimentación Complementaria

La alimentación complementaria es aquella que complementa a la lactancia materna, pero sin anularla, a partir de los seis meses de edad. Es a partir de este momento cuando el bebé ya ha alcanzado un adecuado desarrollo de las funciones digestivas, renal y la maduración neurológica.

 

El término Baby Led Weaning se utiliza para referirse a la alimentación complementaria regulada por el bebé. Con sus propias manitas el mismo coge y se lleva a la boca alimentos saludables que sus padres les ofrecen. Estos alimentos son enteros, sin triturar,  de fácil masticación y no contienen ni sal ni azúcar. A veces será mucho, a veces poco, a veces nada. Pero no sólo se trata de que coman sino de que conozcan los alimentos, prueben cada sabor, jueguen con las texturas y, en general, disfruten con la comida. Si sigue tomando pecho estará bien alimentado y en el caso de que tome biberón es recomendable seguir dándole la fórmula, repartida en varias tomas, hasta el año de edad.

 

Las tres señales que muestran que un bebé esta listo para iniciarse en la alimentación complementaria son:

  1. Se sienta solo con poca ayuda y mantiene la cabeza erguida.
  2. Es capaz de coger con las manos los alimentos y llevárselos a la boca.
  3. Al introducir el alimento hace el movimiento de masticación,  es decir, no lo empuja instintivamente hacia fuera con la lengua para evitar ahogarse. Esto sería el reflejo de extrusión que no debemos confundir con el rechazo de un alimento porque el bebé no quiere comer más o porque no le gusta lo que se la ha ofrecido.

 

 

No es conveniente, por diferentes motivos (y no solo nutricionales), retrasar la aparición de los alimentos en la dieta del bebé cuando ya está preparado para ingerirlos. Aprovechas la etapa de mayor curiosidad del bebé para que lo pruebe todo y además en la forma en que lo comerá el resto de su vida. Después de los 12 meses son menos propensos a experimentar y a cambiar de hábitos, así que con este sistema te ahorrarás problemas como que no quiera dejar los triturados o que no pruebe las verduras.

 

Si vemos que el bebé esta preparado, lo mejor es darle la oportunidad de probar, de explorar, de espachurrar, de saborear y conocer sus primeros sólidos. Lo ideal es iniciar la alimentación ofreciendo al bebé alimentos saludables de fácil masticación y digestibilidad que formen parte de la dieta de los padres. Y a partir de aquí ir añadiendo cada vez más alimentos. Puedes empezar con verduras hervidas como brócoli, judías verdes, zanahoria, cereales como pasta ó pan y con frutas como plátano, sandía o pera madura. El aguacate también es una opción ideal. Después puedes continuar ofreciéndole trocitos de pescado rebozado, albóndigas de carne o de pescado a base de patata con legumbres, legumbres bien cocinadas blanditas con arroz, etc.

 

Los potitos o cereales instantáneos para bebés, además de tener estos últimos un exceso de azúcar como bien sugiere la Unión Europea en un documento titulado “Alimentación de los lactantes y de los  niños pequeños”, el uso de productos comerciales puede retrasar la aceptación de la dieta familiar por parte del niño y suponer una carga económica difícil de sostener.

 

Podemos ofrecerle la comida en la misma bandeja de la trona y que el bebé vaya cogiendo los alimentos directamente con sus manitas. Los espachurrará e investigará, gracias a lo cual desarrollará su habilidad con las manos y su coordinación además de aprender a comer. Cuando es el bebé el que se lleva el alimento a la boca estamos dándole la oportunidad de experimentar los sabores y texturas por si mismo, sin obligación.

 

Deja que manipule la comida, que la explore, que la saboree y que la disfrute. Al ofrecerle alimentos cortados en trocitos permitimos que puedan comer de forma autónoma. Si introducimos nosotras la comida en la boca del bebé existen más probabilidades de que se atragante. Sin embargo, si es él quien decide qué y cuánto se lleva a la boca con sus propias manitas, acaba controlando mejor la masticación y la deglución. De este modo, también le permitimos desarrollar distintas habilidades que necesita para comer. Aprenden primero a masticar y más tarde a tragar. Con las papillas sucede al revés: primero aprende a tragar, y luego cuando le ofrecemos alimentos sólidos, pretendemos que mastiquen antes de tragar. 

 

En cuánto a que alimento incorporar el primero, no importa el orden y tampoco es necesario demorar la incorporación de alimentos potencialmente alergénicos. Lo verdaderamente relevante es la progresión, es decir, hacerlo poco a poco para comprobar la tolerancia del bebé.

 

De todas formar conviene dar prioridad, no más que la leche materna o artificial, a los cereales (arroz, maíz, trigo, avena, cebada, centeno, con los se elaboran productos como el pan y la pasta), frutas, verduras y hortalizas en pequeñas cantidades, ya que tienen pocas calorías, legumbres, carne, pescado, huevos, aceite de oliva y agua si tiene sed.

 

Por otra parte debemos limitar las comidas sin valor nutritivo (sopas, caldos o similares), zumos sean o no caseros, sal y productos salados, azúcar o alimentos azucarados y lácteos (excepto la leche artificial en bebés no amamantados). Su falta de hierro hace que no sea conveniente que aparezcan más que pequeñas cantidades, de ser el caso.


No ofreceremos ningún alimento sólido susceptible de ahogar al bebé como los granos de uva enteros, frutos secos, salchichas, cerezas, aceitunas, aperitivos tipo patatas chips y, en general, cualquier cosa que pueda obturar sus vías aéreas sin que el bebé se de cuenta. También debemos excluir en esta etapa los desnatados, las bebidas si valor nutritivo como té, café, azucaradas o edulcoradas, el pez espada, tiburón, lucio, atún rojo, conservas de atún, carne cazada con munición de plomo y platos de espinacas o acelgas, así como las infusiones y la miel.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que la incorporación temprana de gran cantidad de cárnicos redunda en una alta ingesta de proteínas. Casi todos los alimentos tienen proteína pero las carnes tienen bastante.

 

Esta elevada ingesta podría generar efectos adversos (sobrecarga de hígado y riñón e incluso más posibilidades de padecer obesidad). Es rarísimo que los bebés europeos tengan deficiencia de proteína. Más bien toman demasiada.

 

De todas formas el Baby Led Weaning no es una técnica que funcione con todos los bebés, ya que muchos niños optan por mover la comida en la boca y acabarla escupiendo. Otros se atragantan en dos o tres ocasiones y los papás prefieren dejarlo para más adelante y recuperar la tradición de décadas atrás. Esta tema esta causando mucha controversia debido a la preocupación sobre el aumento del riesgo de asfixia, la deficiencia de hierro y la ingesta de energía inadecuada, por lo que se necesita más investigación en este tema.

 

Creo que un enfoque sensato podría ser ofrecer alimentos sólidos junto con cucharaditas de triturados o machacados. Lo importante es que el niño crezca, disfrute y aprenda a comer explorando nuevos alimentos y en ningún caso sentirse obligado a comer por unos padre de los que espera felicidad y cariño.

Redacción: Marta Suárez González

Más información: Unidad de Nutrición

 





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